L. Fernández - 11/08/2011
La nueva gallina de los huevos de oro de Telecinco se llama Rosa Benito, una mujer que permaneció a la sombra de la más grande, Rocío Jurado, durante más de dos décadas, y que ahora se ha convertido en la máquina de hacer dinero de su familia y de la cadena de Fuencarral. Si Belén Esteban es la princesa del pueblo, en estos momentos ella es la reina del universo catódico.
En su currículum profesional está su trabajo de peluquera de la cantante de Chipiona, y en el personal, el hecho de ser la esposa de Amador Mohedano, hermano de Jurado. Sin embargo, su paso por el reality Supervivientes, con victoria de 200.000 euros incluida –más 30.000 euros por cada semana de permanencia en la isla, un coche y su sueldo como colaboradora de Sálvame-, han hecho que deje de ser la cuñada de la folclórica para convertirse en Rosa Benito.
Sin embargo, a pesar de todo lo que le ha supuesto participar en el concurso y de que su aventura en la isla haya sido “maravillosa", pues se le han "quitado los complejos y he venido fuerte”, a Rosa Benito no se le ocurriría repetirla. “Creo que cada cosa tiene su momento y yo ya he tenido la experiencia que buscaba”, desvela en conversación con Vanitatis.
Esta misma frase puede aplicarse a una de las vivencias más intensas que experimentó en la isla: el momento en el que su marido le pidió que se casara con él por tercera vez. "Creo que con dos veces que lo he hecho, una con 22 años y otra en mis bodas de plata, no tengo por qué hacerlo más. Yo no he dicho que fuera a casarme. El amor no se demuestra casándote, sino día a día, respetándote".
De su paso por la isla destaca, además de ese emotivo momento, lo feliz que se ha sentido. "En ningún momento me sentí sola. Pienso que en eso tiene mucho que ver el hecho de que puse un cero en mi mente, que es lo que me ha hecho llegar a la final. Si recuerdas a tu gente no lo podrías soportar".
Y aunque feliz por su victoria, Benido asegura que se hubiera sentido igual de orgullosa si no hubiera ganado. “Es verdad que el premio es importante, no te voy a decir que no, pero me hubiera sentido igualmente ganadora si sólo hubiera sido finalista de Supervivientes”, confiesa a Vanitatis.
El polémico mensaje que envió desde la isla
El premio no ha sido lo único que Rosa se ha traído de esta aventura. Para muchos, su paso por la isla le ha supuesto erigirse en la voz de las mujeres que se han visto reflejadas en ella: amas de casa de su generación, madres de familia, acostumbradas a desvivirse por los suyos sin disfrutar del todo su vida. "Yo he sido muy feliz con ellos. Pero cuando mandé el mensaje desde la isla, que muchos no entendieron, quería decir que por el 'qué dirán' me he cortado mucho y no he ido a sitios ni he salido para que no me vieran por ahí sin mi marido. Eso es lo que va a cambiar a partir de ahora”.
En este sentido, la colaboradora de Sálvame tiene muy presente a aquellas personas que han contribuido a su transformación. “Yo pensé que me iba a ir antes de Honduras, que no lo iba a soportar, y mira hasta dónde he llegado. Y eso se lo agradezco todas esas mujeres que se han sentido identificadas conmigo y me han apoyado. Creo que la mayoría de los que me han votado han sido mujeres. Porque, si te das cuenta, son ellas las que más votan, las que van a conciertos, las que compran discos… ¿por qué crees si no, que los cantantes masculinos como Bustamante, Bisbal o Alejandro Sanz tienen mucho más éxito que muchas artistas?”
“No he firmado los papeles del divorcio”
La seguridad y la fuerza con las que ha vuelto Rosa Benito de Honduras quedan patente con cada una de sus respuestas, sobre todo cuando, como cualquier madre de familia, se dirige a aquellos que han hecho daño a los suyos.
“La gente habla mucho y hace daño aunque no se dé cuenta. Yo no he dado escándalos en mi vida y voy a seguir con mi marido. A los que dicen que ya tengo firmados los papeles del divorcio les digo que es mentira. Que ya está bien, que nos dejen en paz a los Mohedano, que parece que nunca hacemos nada bien. ¡Y digo yo que algo bueno tendremos!”
Y antes de despedirse, la colaboradora de Sálvame sólo hace una advertencia: “El tiempo es el mayor juez. Es el que da y quita razones”.
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